El Boletín kalimotxero

Solidaridad. Críticas. Tensión. Son palabras que ayer Juanito metía en una coctelera, de la que se desprendía una única palabra: jodido. Juanito Oiarzabal señalaba ayer a DV que han vivido una situación muy dura y hasta se flagelaba de alguna manera por las diferentes sensaciones que le pasaban por la cabeza en el momento de nuestra conversación.

-¿Cómo se puede sentir uno viviendo semejante historia y con desenlace fatal?

-¿Qué quieres que te diga? La situación es jodida. Hemos vivido días momentos de gran tensión y al final mira cómo ha terminado. No puedo ocultar que estoy jodido por toda la situación que estamos viviendo y cómo se ha desencadenado todo.

-¿Desde el Annapurna se ha hecho todo lo que se podía hacer teniendo en cuenta que la vida de una persona estaba en juego?

-Mira, podría dar la sensación de que podíamos haber hecho algo más. Pero lo cierto es que creo que estamos perdiendo la solidaridad. Y más aún te diré, la solidaridad de todo un país como Korea, representada en la persona de Oh Eun-sun.

-¿Está culpando a Miss Oh?

-Yo no le culpo ni dejo de culpar, pero sí creo que tenía ayer cierta responsabilidad la coreana. Desde luego, si sus sherpas, a los que les ofrecimos incluso seis mil euros, hubieran intervenido cuando se les pidió, Tolo estaría vivo. No me hagas hablar, porque si cojo a la coreana, le arranco la cabeza... Lo que critico a Oh Eun Sun es que no diera un puñetazo en la mesa y hubiera obligado a sus sherpas a ayudar.

-Y ahora, ¿con la coreana qué tal?

-Ha venido a disculparse, pero...

-Pero no entiendo cómo se puede decir que al día siguiente os distéis cuenta de que Tolo no estaba en la tienda del campo IV...

-Llegamos tarde a la cumbre y cuando bajábamos de ella Tolo venía por detrás con un sherpa. Bajaba muy agotado. Al ver que no venían nos paramos y estuvimos esperando unas dos horas. Incluso subió nuestro sherpa un poco hacia arriba y no vio ninguna luz. Era ya de noche, así que decidimos bajar al campo IV. Llegamos muy tocados, hacia las 12 de la noche. Aún así, pensamos que Tolo y el sherpa bajarían en el transcurso de la noche y a la mañana siguiente cuando vimos que no estaba, nos presentamos en la tienda de la coreana a pedirle ayuda. Insistimos. No hubo manera...

-¿Y ya está?

-Yo entiendo que cuando bajas de la cumbre lo que quieres es llegar al base cuanto antes, pero lo que no puedo llegar a entender es que los sherpas de la coreana se cerraran en banda. Tanto Carlos Pauner como yo no podíamos hacer nada. Finalmente, conseguimos convencer a nuestro sherpa, que subió con oxígeno, saco y demás para auxiliar a Tolo, pero tras once horas deambulando por allí no pudo dar con él. La clave de toda esta historia está en que no llegó nuestro sherpa. Tolo estaría vivo si hubiéramos podido llegar a él. También intervino un helicóptero rastreando desde muy cerca la zona entre el campo IV y la cumbre y no pudieron ver nada por lo que oficialmente se le dio por muerto. Ese mismo helicóptero nos ha sacado a nosotros del campo IV.

-¿Llegó a hablar con Tolo?

-Llamó al campo base diciendo «me congelo, me congelo, venir a buscarme, hacerlo por mis hijos, por mi mujer...», todo un drama. Luego habló con su mujer, diciéndole que le iban a sacar de ahí... Desde el campo base estuvieron diciéndole que no se durmiera, que se moviera, que podía morirse si no hacía eso... Fatal...

- ¿Cómo estaba Tolo durante la ascensión?

-A la cumbre llegamos tarde y Tolo, bastante cansado. No sé, quizás se tenía que haber dado la vuelta. Es posible que no supiera medir sus fuerzas. Cuando estás ahí arriba haces todo lo posible por llegar a la cumbre, eso es lo que quieres principalmente. Pero hay que pensar en que hay que bajar y evidentemente hay que saber dosificar las fuerzas.

-Anímicamente está mal, y ¿físicamente?

-Tengo los pies muy tocados y muy doloridos.

-El regreso a casa, ¿para cuándo?

-Mañana sábado saldremos del campo base e intentaremos estar en Gasteiz hacia el 5 de mayo.